Una gran falla de los arquitectos
Normalmente cuando nos acercamos a un problema tenemos la tendencia de ir directamente al diagnóstico (por qué se originó) y en algunos casos peor, a la solución.
Las construcciones nos hablan, nos dicen cosas, emiten signos y síntomas.
Si aparece una fisura en el solado cercana a una junta de dilatación, nos está diciendo: “la junta era acá, no donde la pusiste, o necesitaba otra junta.”
Muchos profesionales tenemos una falencia que radica en la “pregunta-respuesta” por herencia de formación. Tenemos la tendencia a responder sin un análisis en detalle.
Debemos pensar qué nos está diciendo el edificio, debemos no dejarnos llevar por los impulsos y no establecer rápidamente una respuesta.Realizar un buen diagnóstico, y sumado a la experiencia poder establecer cuál va a ser la solución.
Nuestro cliente quiere una respuesta rápida y precisa, pero para ser preciso no se puede ser rápido.
Como los médicos deben hacer sus análisis, nosotros también.
Atentos colegas con este error que es una enfermedad que está siempre cerca. Si decimos algo rápido y está mal será peor después y habremos quedado mal con nuestro cliente.